martes, noviembre 27

Algo de melancolia.


No sé como comenzar. Es necesario que sepan que estoy en esos momentos de melancolía al cien por ciento. Ya sea porque ya estoy a un paso de irme del colegio y no volveré a ver muchas de las personas que quiero, o simplemente porque cada vez que miro a la calle o a mi alrededor lo único que veo es tristeza.

Se que la vida no se resume a estar triste todo el tiempo por la desgracia de otros y de uno mismo. Pero yo no le soy indiferente a la vida, no en estos casos. Me gustaría hacer tantas cosas para ayudar a las personas. Pero si ni siquiera puedo ayudar a una amiga cercana, menos puedo ayudar al niño que vende caramelos o al anciano que se sienta en una esquina a limosnear. Hoy por ejemplo se me acerco un niño y me tiro del brazo preguntando si le podía comprar fruna, no le di nada, pues no llevaba dinero el los bolsillos, pero al ver sus pies descalzos y esa ropita que casi no abrigaba nada, me puse a pensar que yo me había comprado un pantalón y no podía darle siquiera un centavo. De todas maneras ya estaba yéndome así que no pude hacer mucho. En verdad nada. Me quede pensando y aunque suene tonto, me puse a llorar.

¿Por qué la vida tiene que ser tan persevera para algunos y tan fácil para otros? Mi vida es difícil, no por necesidades económicas ni por problemas de hogar, sino todos los días tengo que luchar con mi yo interior, que quiere atacar y sumergirse en el mal, para el mal y con el mal. Y aunque parezca que tengo un enorme corazón, lo cual es cierto si se hablan de terceras personas, yo me no me quiero como debería quererme. Cosas que debo ir aprendiendo con el día a día. Si bien ya me acostumbre, no puedo conformarme con eso, debo amarme más. Sí, hoy desearé más.





*Siempre me voy por las ramas.

0 comentarios: