sábado, agosto 25

Intentando sonreir.


Ahora que ya no tengo nada que esconder, ahora que la única persona que lee este blog ya sabe la verdad, puedo decir que, sí, tengo anemia. Que me he desmayado un par de veces, que me duelen los huesos, y el dolor de cabeza es insoportable, que no me gustaría que otra persona pase por esto, porque la verdad es bien desagradable. Pero sin embargo me gustaría también que la gente deje de hacerse la indiferente conmigo, no estoy ahora para emociones fuertes, no estoy ahora para sufrir. Necesito sonreír más que nada, y en la academia me estoy divirtiendo mucho, porque la gente de ahí es tan amable y amiguera que hace que el ambiente sea totalmente confortable. Pero cuando llego a mi casa, esa es otra historia. Por lo menos el jueves y el viernes no me conecté para nada al Internet, ni prendí mi computadora. Después de la discusión con él todo se me complicó. Y juro que traté de estar esta semana sin él, de no llamarlo, de no pensar en todo, traté de hacer como si él jamás hubiera entrado en mi vida. Pero no pude, sentía un vacío en mí. Su voz me hacía tanta falta, el que se preocupará por mi, el que tratara de ayudarme en cualquier cosa, pequeños detalles, que ayudan en mí como persona, así como le dijo el doctor a mi mamá, tiene que sentirse sobre todo BIEN con ella y con los demás. No le he dicho nada a mi mamá que tengo problemas con este chico, pero hoy se dio cuenta un poco cuando lo llamé saliendo de la clínica y fue tan frió y tan cortante que no pude evitar que algunas lágrimas salieran de mí, tenía tantas ganas de decirle que lo extrañaba, que por un error no se podía molesta tanto tiempo, que lo necesitaba ahora más que nunca. Pero su voz esta vez no inspiro a nada de eso, es más me causo un dolor profundo. ¿Como de estar bien, tanto tiempo, como de el hacerme sentir tan bien, con tanta vida, ahora puede vaciarme de esa manera? No le puedo pedir nada, no le puedo implorar nada, me siento una arrastrada haciendo eso, y tal vez eso sea, como me dijo la psicóloga hace ya un tiempo, una limosnera, solo recojo pedazos de su cariño. Por lo menos ahora es así. Lamentablemente me volví a rebajar y le pedí que me disculpé otra vez, aceptando mi culpa, no poniendo excusas, pero parece que nada lo hace cambiar de actitud, NADA. ¿Que quiere que haga, que le cante, que lo adore, que le compre una laptop? Lo haría juro que lo haría, pero es que así no se arreglan las cosas. Necesito tiempo para pensar si es que podría soportar algo más. Estoy tratando de llevar la fiesta en paz, de portarme como siempre lo he hecho, pero es que si las cosas no van a dar un resultado, desisto y voy a tener que aplicar tácticas que no me gustaría hacer.


es mi corazón, un colador, de tanto agujero,
que has logrado abrir, picando en mi, como un
pájaro carpintero...

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