jueves, julio 19

A la deriva.


Etérea vida de agonía que en algún momento va a cesar. Porque ya me cansé de estar pensando en que es lo que vendrá. Me futurizo mucho y pienso que no sé a donde voy, ni quien soy, ni que quiero llegar a hacer. Y ese sabor de ponerse un nuevo reto y lograrlo es absolutamente delicioso, solo que aun no he podido saborearlo, porque no tengo un rumbo, porque hoy no tengo salida. Soy el capitán un barco, mi barco, el cual ya naufragó. Ahora me encuentro a mi misma en un pequeño bote salvavidas, en medio de quien sabe donde. Tengo el control? no lo se. Eso lo decidirán las corrientes y a los lugares a los que me llevan. No he vivido nada y ya estoy vencida. Han habido veces en las que me he puesto a pensar en el precio de la vida, pues todo aquí tiene un precio, cada momento, cada minuto, cada segundo. Ya me canse de vagar por las calles desiertas de mi mente, de cortarme con los vidrios rotos de mis pensamientos. Hoy una ráfaga de viento ha caído en mi rostro, y me ha llenado de ideas,


y aunque seguiré navegando en mi bote, esta vez sin hacerme daño.


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