La cuerda torcida

Estar inseguro entre dos o más cosas es consecuencia de que pensamos cuáles son las desventajas y ventajas de nuestras opciones. A veces nos vamos por las ramas, vemos más allá, nos hacemos un mundo, una bola que parece que no tiene final. Seguro que en nuestras cabezas ya había una idea de lo que queríamos pero en vez de decir “sí, esto quiero” nos preguntamos mil veces si será lo mejor. Me pasa a menudo, y seguro que les pasa a menudo. Siempre trato de ver qué es lo que me conviene y al pensarlo tantas veces me termino decidiendo por alguna cosa que no estaba en mi mente en un comienzo. Lo peor es que todo me sale mal, siempre me sale mal, quiero hacer algo pero digo NO, mejor es lo otro, y termino en uno de esos embrollos en donde difícilmente puedes salir. Me cavo un hoyo, me un hundo sola, a veces hundo a los demás. Me ahogo en el más profundo orificio que puedan imaginar, y solo por un problema que al parecer no tiene mucha importancia. Y, ¿cuál es el problema que causa todas nuestras desgracias? El problema es que pensamos.