lunes, noviembre 19

Querido alguien:

No me importa si estés o no leyendo esto. Los días han transcurrido demasiado rápido desde agosto, se acabaron las academias, los desvelos, la preocupación. O bueno eso es lo que dicen. Pero la preocupación aún la llevo aquí como si fuera ya parte de mi propio cuerpo. Estoy confundida, no sé hacia donde me estoy dirigiendo, no se exactamente que es lo que quiero. Me pongo a pensar que me he convertido en un monstruo, controlado por los demás, estoy mal y sin embargo prefiero quedarme callada.
Saben que lo gracioso de la vida es que mientras más te golpeas más aprendes. Osea, tengo que sufrir, pero ya basta eh, porque ahora estoy llena de moretones, y parece que no he aprendido nada. Quisiera saber, no, quisiera tener, una crema que me cure, esas tipo "Hirudoid".
No me puedo quejar por parte de él, aunque ya bastantes golpes he recibido de su parte, pero por ahora se esta comportando diferente, quisiera que entiendan todos, que lo mio no es amor, es una cruel obsesión que carcome mi alma, y así trate de deshacerme de ella, sigue ahí. Es como Ana, que vuelve, siempre vuelve. Es mi eterna discordia.
Ultimamente estoy cansada, cansada de no hacer nada. Eso me pasa que no mantengo la mente ocupada, y todos los pensamientos de odio y resentimiento contra mi misma me atacan. En estas vacaciones me propondré hacer algo más productivo, que estar frente a un teléfono celular esperando una llamada, o frente a un monitor escribiéndole a alguien con ojos ciegos, oídos sordos y boca muda.

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