La cuerda torcida

No siempre el destinatario decodifica bien el mensaje del emisor, es ahí donde nos encontramos en una comunicación aberrante la cual nos trae serios problemas. No solo es el umbral cultural, ni el código social, es el conjunto en general de entender bien a la persona. Las parejas, se comunican solo por ciertos signos, casi sin utilizar el habla. Tal vez sea por eso que cuando estoy contigo me gusta el silencio, donde siento que el canal de las ondas sonoras me traen el mensaje mejor que usar el signo lingüístico. Si me preguntan del contexto en donde se da todo esto, prefiero mantenerlo en secreto.

PD: La próxima semana empiezo parciales, es hora de dejar de jugar un rato y ponerme a estudiar. Por cierto, este es el mes de mi blog.

(La suposición de que no estés más aquí, una suposición que no quiero que se cumpla aún)

Mi decisión esta tomada y ya no hay marcha atrás. Me he subido al tren de la vida, donde también estas tú. La diferencia entre cualquier otra viaje que he hecho es que ya no voy a parar en ninguna estación, así tú te vayas. Lo siento pero así es, no voy a parar mi rumbo ni paralizar mi vida porque tú ya no estés conmigo. Si te vas, si te alejas, si cambias de vagón para estar con otras personas, si te bajas en la siguiente parada para no regresar más, te dejaré ir. No bajaré contigo, ni me cambiaré de vagón. Quiero que sepas algo, que Sí me va a doler, y bastante, porque eras mi acompañante en este viaje, el que me divertía y daba sentido al recorrido, pero ya tomé la decisión, la de no detenerme. Todo ya esta dicho, mil lágrimas caerán de mi, lo sé, tal vez me den ganas de morir, si tal vez, y sabes que es lo que más va a doler, el no volver jamás a lo de antes, y que no te dejarás amar por mi, que de verdad te amé.